Esta obra es una representación de los paisajes con elementos simbólicos que trabajó este artista durante un período. El cielo, aire y mar son elementos que favorecen un equilibrio composicional en espacios de ensueño que desafían la gravedad y constituyen su reconocible y sutil iconografía. Además, la paleta cromática se desenvuelve desde tonalidades puras y vivas, contrastando los diferentes mundos a través de vibraciones de color entre sí. La pincelada toma relevancia pues es trabajada como técnica que le otorga movimiento a las superficies, con excepción del mar que se justifica con el título de la obra.
Año de publicación: 1993

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