En esta obra sobresale un aspecto muy característico del trabajo del autor: su personal imaginería, construida a partir de elementos de una fuerte carga simbólica, produciendo un misterioso poder evocador. Así, aparece un enigmático paisaje que oscila entre lo abstracto y lo figurativo, donde los motivos arquetípicos como el caballo, la casa y el árbol adquieren e irradian cierto aire surrealista y fantástico.
Por otro lado, se reconoce una técnica pictórica pulcra, la cual se aprecia en una depurada imagen de los elementos más narrativos. Otro aspecto a destacar es el manejo del color. El espacio se divide en planos texturados, donde el uso de tonos primarios y el juego de efectos cromáticos de los complementarios resultan en un lienzo de atractiva energía visual.
Año de publicación: 1994

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