La obra de Andrea Carreño se encuentra ligada, en parte, a las claves estéticas de la “Pintura Metafísica”, sobre todo por el uso de espacios escenográficos en apariencia cotidianos, pero en realidad llenos de paradojas, quiebres perspécticos y laberintos.
En “La Hoja”, Carreño nos presenta una escena de interior que nos recuerda la pintura del artista greco -italiano Giorgio de Chirico (1888 – 1978), sobre todo por el uso de un espacio escenográfico que destaca la ausencia de la figura humana, la que sólo se insinúa en objetos como el busto escultórico en la pintura del fondo. En ese escenario en que predominan las tonalidades ocres, se observa una composición que a primera vista parece ser azarosa, sobre todo por la saturación de pequeños objetos en el plano que nos recuerda la tradición pictórica. Sin embargo, esta obra está lejos de ser producto del azar. Por el contrario cada objeto está dispuesto de manera estudiada, con el fin de crear una estructura sólida que sostenga la composición general. El resultado es una obra que tiene ciertos aspectos o atmósferas surrealistas por los objetos que se representan y su disposición, pero que jamás descuida el rigor de la solidez y estructura composicional.
Año de publicación: 2006