Esta pequeña escultura es parte del amplio repertorio de trabajos que el artista Ernesto Barreda ha desarrollado desde hace ya casi 50 años y quien es reconocido principalmente por sus pinturas de tratamiento realista que recrean ambientes misteriosos y desolados. En este caso, siendo ésta una obra tridimensional y monocroma, mantiene el carácter particular del trabajo de Barreda -escenas extrañas, quietas y silenciosas- al presentarnos una escultura que representa una mujer desnuda y absorta, sentada lánguidamente sobre un gran sofá. La pose de la pequeña mujer otorga a la obra una deliberada carga erótica, condición que es acentuada con el sensual tratamiento de la materia, el que genera un particular juego visual al oponer la blandura de las formas representadas a la dureza y rigidez del material. Llama la atención el tratamiento en la superficie del volumen, sobre todo en el respaldo del sillón, el que muestra las marcas del modelado, similar a las de una pincelada. Este podría ser uno de los muchos argumentos que nos indican la coherencia formal entre las distintas obras de Barreda -sean éstas de carácter escultórico o pictórico- las que se identifican por su consistencia y peso visual, similar a la densidad de la pinturas de Cézanne.
Año de publicación: 2004