En La Palmera, por el contrario, vemos un trabajo de filiación naturalista, en donde el objetivo es retratar un trozo del paisaje que también nos remite a una zona de clima desértico. En él, vemos la fachada de una casa patronal, en donde la materialidad de la arquitectura se puede apreciar en el trabajo de color y textura que el artista emplea y que se puede experimentar; especialmente en el adobe del muro y la greda de las tejas. En primer plano, tenemos a la palmera como protagonista de la escena, la que colocada en el centro del encuadre, acapara la mirada del espectador, así como la luminosidad entregada por el sol, la que no deja lugar para sombra alguna sobre su tronco o follaje, proyectándola completamente sobre la casa creando un efecto pantalla. Esta obra se encasilla en la tradición pictórica chilena, la que históricamente ha retratado los lugares y costumbres típicos de las diferentes zonas del país.
Año de publicación: 1995

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