La obra de Paula Dunner es difícil de catalogar, aunque pareciera estar más bien ligada a ciertas claves del surrealismo, por su renuncia a la lógica causal y por su tendencia a plasmar escenarios de tipo más bien fantásticos e inusuales, con atmósferas sugerentes y poco cotidianas.
En el díptico “En una Piscina de Lágrimas” es posible apreciar el desborde creativo de la pintura de Dunner. En el cuadro izquierdo se aprecia el dibujo de una joven mujer que se encuentra flotando en el agua y rodeada de una extraña forma tubular que parece oprimirla y angustiarla. El rictus dramático del rostro de la mujer se ve acentuado por el gesto de un brazo que pide ayuda y por el extraño espacio que la rodea, lleno de formas abstractas y de colores sicodélicos. Por otro lado, la composición del cuadro derecho sólo acentúa el extraño espacio en el que se encuentra dicha mujer. Los colores se tornan más sicodélicos y aparecen formas orgánicas y otras geométricas, como esos dos conos y una pequeña esfera blanca, que hacen aún más ambigua la interpretación de la obra. La suma de ambos cuadros permiten acentuar el carácter enigmático del cuadro y el rasgo de angustia que expresa y que se reafirma con su título, todo lo cual se envuelve en una atmósfera y presencia de objetos que hacen más sugerente y onírica la pintura, acercándose claramente a las claves visuales del surrealismo.
Año de publicación: 1999