Siguiendo con la temática surrealista, el artista nos presenta en El Viajero, una escena de naturaleza fantástica en donde los elementos que la componen parecen sacados de un imaginario mitológico.El color juega un rol preponderante al situar la acción en un lugar que nos remite a la geografía desértica en una escena principalmente atemporal, siendo un rasgo común en la obra de este artista quien persigue dar vida a paisajes y atardeceres que se entremezclan con personajes y situaciones sin tiempo; brisas marinas, que descansan sobre la hierba, liberando tensiones y dando placer y quietud al espíritu. No se olvidan las citas gráficas y la incorporación de elementos tanto cotidianos cómo comunes, en este caso, una botella de pisco, destilado característico de la zona norte de Chile, las que irrumpen y se hacen presente en la obra, muchas veces estableciendo pautas al borde de lo conceptual.
Año de publicación: 2002