El progreso ha sido sinónimo de velocidad y bienestar social en nuestra era moderna. Ahora que vamos tan rápido hasta el punto de no darnos cuenta de hacia dónde nos dirigimos, ¿hay alguna posibilidad de frenar? Para hacernos una idea de hacia dónde nos dirigimos en esta red de realidades múltiples, debemos bajarnos del carrusel y alzar la vista para evaluar las direcciones, las razones y si ya hemos ido demasiado lejos. El artista Axel Ríos nos llama a ralentizar la velocidad de progreso para develar, a través de una serie de obras, la situación actual del hombre.
Ríos, actualmente basado en la costa oeste de Noruega, ha estado expuesto a esta nueva realidad en los campestres paisajes de Haugalandet. En una región poco poblada, con pequeñas ciudades y pueblos en los fiordos de Noruega. Suena idílico. La agricultura y la pesca han sido muy importantes para las personas que han habitado los paisajes del oeste de Noruega durante cientos de años, y ha sido necesario que los agricultores y pescadores mantengan un desarrollo constante para adaptarse a la aceleración de la sociedad y las exigencias de la modernidad. Una pequeña granja que era sostenible hace algunas décadas, hoy tiene que expandirse o bien desaparecer. Lo que esto significa para el ganado y el medio ambiente es crítico. En sus pinturas de animales a gran escala, Ríos no hace referencia directa a los problemas ambientales o los cambios en la agricultura, sino que se enfoca en representar a un individuo aislado, en este caso una vaca o un grupo de aves. La técnica de Axel Ríos produce una reproducción realista y natural de un animal, pero utiliza la pintura para cuestionar la información que tenemos sobre un animal y su estado.
A pesar de que Noruega es uno de los países más ricos del mundo, con más de 1 billón de dólares en activos (feb. 2018), ese no ha sido siempre el caso. El país con solo 5 millones de habitantes ha experimentado enormes transformaciones en las últimas décadas. El país en sí no era una nación soberana hasta 1905, y había sido una colonia de Dinamarca y anexado a Suecia durante más de 500 años. El país tuvo que reconstruirse como nación, utilizando el arte y el folclore, entre otras cosas, para forjarse una identidad que lo diferenciara de los colonizadores. Este proceso había comenzado antes de que se disolviera la unión con Suecia, y fue reforzado por otros movimientos en toda Europa y otras partes del mundo, que clamaron por la revolución y el cambio. No fue sino hasta finales de los años 60, tiempo en los que en Noruega se descubrieron los recursos naturales como el petróleo y el gas, que se cimentó la base para el estado socialdemócrata actual, que ahora Ríos llama hogar. Noruega pasó de la pobreza a la riqueza en un instante, al menos en el gran esquema de las cosas, y este súbito golpe ha llevado a un país ha transformarse tan rápido, que fue descrito como país "sin historia" por la artista estadounidense Martha Rosler. Y sin la historia como ancla, estamos perdidos en el mar y a la deriva. Además, a pesar de que la mayoría de los países del mundo no son tan ricos y privilegiados como Noruega, todos estamos a la deriva. Esto es algo que Ríos nos muestra en los collages "El mundo al instante" de esta exposición. Los mapas que ha utilizado para los collages, rescatados de antiguos atlas, describen las fronteras nacionales y los territorios soberanos, y pueden no coincidir con nuestras marcas territoriales actuales debido a los cambios en los poderes coloniales y el cambio de nombre de los estados. Pero la mayoría se han mantenido debido a las complejidades inherentes a la creación de un nuevo país o territorio. En el trabajo de Ríos, se convierten estos trozos de atlas en el lienzo para armar el territorio de una migración virtual y volver a unir las fronteras, colisionando naciones para construir nuevas imágenes; un cráneo inquietante, un memento mori o un mapeo de la migración.
Aunque la historia sí existe como concepto, está amarrada en libros, cultura y en las personas mismas. Así es como la historia gana sus poderes, a través del recuento de narrativas fijas en los viejos medios. Los cambios que ha experimentado el mundo en las últimas décadas han llegado furiosamente rápido, y las mono-narrativas, o las narrativas fijas de la historia, han estado cayendo. Esto significa que cada nación ha estado desatendida hasta cierto punto, y libre de estar unida a diferentes historias. Muchos países están experimentando actualmente un intento de volver a unirse a esta narrativa fija, a menudo construida en el transcurso de los siglos, después de haber sido desatado por la multitud de narraciones proporcionadas por los nuevos medios. Esta desesperación por las viejas historias y las narrativas fijas se puede ver en las recientes elecciones de los partidos de derecha al poder en todo el mundo. Prometen «Hacer que Estados Unidos sea grandioso otra vez» y llevar esa cultura específica a un puerto seguro, protegida de las tormentas reales y metafóricas que están barriendo el mundo.
Estas verdaderas culturas son solo "verdaderas", ya que las definiciones se basan principalmente en ficciones y en un modo anticuado de pensar sobre el mundo y las naciones. La crisis migratoria actual, que se ve en todo el mundo, acentúa esto y se convierte en un objetivo fácil para esta narrativa fija. Sin embargo, es solo un síntoma del reciente colapso de los mercados financieros, por ejemplo en 2008-2009 y 2014, a través de muchas guerras y otras fuerzas desestabilizadoras que hacen que la narrativa del estado nación tartamudee. Pero su inestabilidad está integrada en la nación. No es algo nuevo. Por ejemplo, muchos noruegos sienten una afinidad hacia los Estados Unidos, lo que, para dejar en claro, no es Noruega. Tal vez hemos adoptado muchas historias y estilos de vida de este país, hemos cambiado nuestra percepción para que coincida con la de otro. Esto ha sucedido a través de la exposición a los medios, como la radio y la televisión. La multitud de historias que se pueden unir a una cultura se han expandido, y yo diría que esta es la 'falla' de los medios y la cultura. Cuando Noruega se convirtió en soberano en 1905, era importante para la nueva clase dominante y los creadores del país crear un mito singular sobre el país, para encontrar su esencia. Esto vino a través de la construcción de la identidad, una identidad que no era natural de ninguna manera, sino elaborada a través de la investigación y el análisis. El traje nacional para dar un ejemplo, que se utiliza para ocasiones especiales y la celebración de la fiesta nacional de Noruega, es una construcción hecha a finales del siglo XIX. El verdadero idioma noruego, Nynorsk, libre de influencias del inglés, el danés o el alemán, es una construcción que no habla nadie, pero que el estado usa como idioma oficial. Este esencialismo ha estado con nosotros durante siglos, y puede encontrarse en muchos otros mitos distintos del noruego. Ríos puede recordarnos esto en su enfoque y uso de diferentes materiales y su estado como un afuerino, como un extranjero en Noruega. Esta es una posición complicada para navegar, pero Ríos está usando sus obras de arte para contarnos sobre esto y mostrarnos su propia narrativa.
¿Cuál es el estado de este sueño esencialista hoy? Probablemente ha sido aplastado por los nuevos medios, y pareciera que dejan en nuestras manos la opción de armar nuestras propias narrativas. ¿Es esto libertad? Este nuevo estado del ser no es lo opuesto al esencialismo, sino una nueva forma de construir identidad. Esto sucede a través de un consumo rápido de información de una variedad de medios. Las fuentes de medios se han expandido mientras hemos estado acelerando. Como la religión y los estados nacionales una vez gobernaron la tierra, los viejos medios fueron reemplazados por los nuevos. La religión se extendió por el libro y la palabra hablada y escrita, que fue conquistada por los periódicos, que luego fue asediada por la televisión y la radio. Hoy, podemos acceder a innumerables grupos, marcas, compañías y estilos de vida en línea. Hemos pasado de una fuente, la nacional o la religiosa a miles de fuentes. Pero todavía somos criaturas simples.
Nuestra capacidad mental podría estar disfrutando del viaje emocionante que tantas fuentes y nuevos medios nos pueden ofrecer. Podemos salivar las teorías de la conspiración y las narrativas que son ficción, pero que se sienten tan reales. Podemos delirar sobre las nuevas comunidades virtuales a las que podemos acceder a través de Internet y nuestros dispositivos. Pero, ¿qué es lo real? La multitud de realidades a las que podemos acceder con nuestra mente no se corresponde con nuestros cuerpos físicos. Axel Ríos evoca ambos ángulos en su trabajo, donde la obra sugiere un cambio en los animales que está retratando. Está interesado en sugerir que las posibilidades que ofrece nuestra aceleración y la delirante adicción al progreso desdibujan nuestra visión y no nos permiten ver lo que realmente está sucediendo. Con el progreso somos capaces de crear nuevas criaturas, e imaginar nuevas formas más allá del límite de nuestras mentes y sentidos, siendo incluso capaces de formar cuerpos de una nueva manera. ¿Pero solo estamos recreando el mito del Dr. Frankenstein y su monstruo? ¿O quién es realmente el monstruo aquí?
Las historias y los desafíos contemporáneos de la agricultura noruega tienen paralelos mitológicos más allá de Frankenstein, y el propio Ríos se ha inspirado en el rico mito de Ícaro. El padre de Ícaro, Dédalo, formó alas con plumas y cera para que él y su hijo escaparan de Creta. Dédalo advirtió a su hijo que no volara demasiado alto o demasiado bajo. Todos sabemos que Ícaro voló demasiado cerca del sol y cayó al océano. La idea de progreso dentro de la agricultura industrializada definitivamente está volando demasiado cerca del sol, y recientemente más de 15,000 científicos han advertido sobre la arrogancia del hombre y sus efectos devastadores sobre nuestro ecosistema. El mundo del arte también se ha preocupado por los cambios ambientales, especialmente la teoría del antropoceno, un término propuesto para la era geológica que apunta al impacto de la humanidad en la tierra. Ríos está haciendo sus elecciones en las pinturas, transmitiendo su impresión de estos momentos desafiantes. Lo que depara el futuro, nadie lo sabe, pero nos corresponde a nosotros, y a los artistas, ofrecer formas alternativas de ver el mundo y nuestro estado como especies futuras. De lo contrario, estaremos extintos.
Un futuro acelerado está sobre nosotros, pero no estamos seguros de por qué estamos girando tan rápido. Esta exposición individual de Axel Ríos nos da una idea de los problemas contemporáneos relacionados con las relaciones humanas con los animales, la agricultura y las percepciones cambiantes sobre estas relaciones. ¿Es demasiado tarde para detenernos? ¿O somos tan adictos a la velocidad del cambio y la aparente belleza del progreso que olvidamos dónde comenzamos?
Geir Haraldseth