Oyarzún toma como operación general la experiencia del autodidacta que se pasea sin riesgo por los estilos y desde este relato ficcional construye su obra como un intento que falla en cada ejercicio estético. De ahí la imposibilidad y el eclecticismo que se permiten los fragmentos de dibujo, mancha, abstracción, paisaje, etc. El humor de Oyarzún consiste en asumir esta alternativa errática e ingenua, produciendo un efecto general de confusión en el receptor donde la capacidad del arte de generar sentido hoy queda ironizada por el esparcimiento y distracción de la ilustración como lugar común.
Año de publicación: 2006
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