La obra de Claudia Peña se caracteriza por ligarse formalmente a la estética del realismo, es decir, a una pintura que se sostiene como representación de algún fragmento de lo visible. Sin embargo, la simpleza del tema y su fuerte tendencia figurativa no debe confundirnos y dejarnos sólo con ese aspecto de la obra.
En “Reliquia” llama la atención la relación que se produce entre el título que alude a un objeto antiguo de alto valor histórico, un perro que observa distendido al espectador, y el fondo del cuadro, de alto valor ornamental, a la usanza del Art Nouveau de principios del siglo XX. Estos tres elementos se descontextualizan de sus connotaciones tradicionales para crear una obra original y de múltiples lecturas. Es así como las formas orgánicas y florales del fondo se alejan de su referencia al Modernismo para transformarse en un escenario de fuerte carga decorativa y abstracta. Dicha abstracción se quiebra y sorprende con la incorporación de un perro blanco común y corriente, altamente figurativo y casi naif en su factura. Asimismo, la obra de Peña se hace más original aún por el uso de un título tan evocador y descontextualizado respecto al tema, en donde nada parece ser tan antiguo ni tan valioso. Finalmente, el contraste cromático entre el blanco del perro y el negro del fondo, le dan cierto aire de “gobelino” al cuadro, enriqueciendo aún más las posibilidades de lecturas del cuadro y reforzando también su carácter novedoso y original.
Año de publicación: 2001