La mar estaba serena, serena estaba la mar” integra la colección pictórica de CCU. En esta obra, la artista hace uso de una gran libertad y riqueza creativa que se sustenta, entre otras cosas, en su evidente desinterés por lo figurativo.
Utilizando un inusual formato cuadrado, crea una pintura donde predomina una notoria simpleza formal que, unida a una singular saturación de tonos violetas, origina una atmósfera de ineludible carga poética y contemplativa.
Por otro lado, se observa el uso de elementos gráficos y texturas terrosas, recordando los petroglifos indígenas del norte de Chile. Ello como conclusión de una verdadera investigación arqueológica de la autora en su búsqueda por crear una obra que se remita a tiempos primordiales, con una simbología representativa de los inicios de la vida.
El resultado es un trabajo de belleza casi espiritual, inserto en un espacio connotativo de interesantes recursos plásticos y simbólicos, creando un estado de contemplación silenciosa y esencial, propio del espíritu del ser humano.
Año de publicación: 1997

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